Cuidados para las orquídeas - El agua
El agua del grifo de nuestros hogares no es el más idóneo para este fin ya que contiene una gran dureza, cal y un elevado ph. En su hábitat natural el agua tiene una consistencia blanda y están exentas de cloro y otros aditivos. Es por ello que se recomienda el uso de agua embotellada a no ser que contemos con un nutrido grupo de plantas y sea rentable instalar un equipo de filtrado de agua.
La frecuencia de los riegos variara según la estación y temperatura, siendo mayores en verano. Es de gran importancia dejar que el sustrato se seque entre riegos y no dejar nunca que se encharque. Para saber si es necesario regar bastará con fijarnos en las raíces. Si estas toman un color blanquecino será necesario regar las mismas, mientras que si presentan un color verde es síntoma de que no necesitan más agua.
Como hemos dicho anteriormente el sustrato nunca ha de encharcarse, para ello es de vital importancia un buen drenaje del mismo. Una forma de facilitar el drenaje y mantener la humedad sin dañar las raíces es colocar la maceta sobre un recipiente con una cama de bolitas de arcilla y un poco de agua. El agua nunca debe de estar en contacto directo con la planta. Serán las propias bolitas de arcilla las que trasmitan la humedad a la planta.
La mejor manera de regar nuestras orquídeas es sumergiéndolas en un recipiente lleno de agua durante varios minutos y a continuación dejar que estas escurran la misma. De esta manera la planta absorberá el agua que necesite. Esta operación se realizara en función de la necesidad de la planta, por ello es de gran importancia observar las raíces.
Con los riegos adecuados conseguiremos que nuestras orquídeas luzcan saludables y llenas de flores durante más tiempo.